Esto no sé si cuenta como un Secreto Margotiano pero aquí va:
Desde que empecé a tomarme en serio la escritura he pasado por diferentes fases, desde los nervios a recibir las primeras críticas, a sentir que no era suficientemente buena hasta tener subidones de confianza.
Lo que he aprendido en estos casi diez años que empecé a escribir "seriamente" (luego explicaré eso) es que ¡nunca se deja de aprender! y como escritores y creativos no debemos olvidarlo.
A veces estaba tan concentrada en mis propios sueños y metas que no me daba cuenta de que todos los que escribimos tenemos la misma fantasía de que nuestros libros sean leídos y amados, y si de paso recibimos reconocimiento y dinero por ello, pues mucho mejor ¿A quién no le gustaría vivir de un trabajo que se ama?
Mientras más me involucro en redes sociales o comunidades de escritura (más de lurker que otra cosa) descubro cuántos talentos hay allá afuera esperando ser descubiertos. Tantas y tantas escritoras mostrando su trabajo y escribiendo sin parar.
Luego leemos estas historias de éxitos, de autores que parece que de la noche a la mañana se hacen ricos y famosos con sus obras, pero lo que pocos dicen es el trabajo constante que hay detrás.
Conforme me "hago grande" como persona y escritora, veo que la clave de todo es la perseverancia. Es no rendirte nunca y aprender y practicar y equivocarte. Es lo que dicen los expertos, los que ya cruzaron al otro lado y pueden dar consejos con la boca llena de razón.
Pienso en esto y siento una carga menos encima. Perseverar, ser disciplinado, amar lo que se escribe aunque a veces lo odies.
En el mundo acelerado que vivimos tan lleno de necesidades, de personas talentosas que pueden salir y mostrar su grandioso trabajo y darlo a conocer, de competencia y de inmediatez, queremos que nuestro éxito sea rápido.
Lo queremos ya.
Y no vemos que nuestro trabajo merece cocinarse con el tiempo justo.
Quizá tenemos más que aprender para poder aplicarlo a nuestras obras y que nuestro resultado final sea perfecto, se de a su debido tiempo.
Margot Love
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